Debía tener unos 5 años cuando papi trajo a casa "Lo Cortez no quita lo Cabral", uno de los primeros discos en mi vida, protagonizado por dos señores vestidos de azul, uno con mirada seria y amenazadora y el otro de grandes lentes oscuros y muy peludo; ese último me daba más miedo.
Lo escuchamos juntos, Moisés, papi y yo sentados frente a nuestro viejo radio y aunque no comprendía nada de lo que decían, siempre disfruté las notas del piano. Además estaba segura que valía la pena quedarme ahí, pegada de las rodillas de papi, porque si el hombre más sabio de mi mundo se sentaba a escuchar a otros dos, esos dos seguro que eran más sabios que él.
Con el tiempo llegaron otros discos a mi vida y luego "Cortezias y Cabralidades", un segundo trabajo de esos dos que yo consideraba un dúo de cantautores argentinos con un gran sentido de la paz, la hermandad y la ironía. Pasaron unos años más hasta que me dispuse a escuchar esos viejos discos y a disfrutar, por primera vez, de las canciones y los diálogos que tan bien conocía, y que a partir de entonces lograron obtener sentido en mi cabeza.
Disfrutaba muchos los textos de Facundo, sobre todo uno de sus últimos "No estas aburrido, estas distraído", siempre hablando de la vida, de su abuela y de su madre... hasta de la masturbación hablaba Facundo, mucho antes que supiera de qué se trabaja el asunto. Está de más decir que me enseñó mucho, con esa voz tan pasiva que cantaba aunque estuviera solo hablando.
El año pasado, cuando pude conocer a Alberto y hacerme una foto con él, recuerdo que lo único que le dije fue "Un gran placer conocerlo; mi papá y yo siempre lo escuchamos a usted y a Facundo" y lo tomé de sus grandes manos y sonreí, como si el viejo Alberto supiera que él y Facundo estuvieron presentes durante toda mi infancia.
Ahora escucho ese primer disco, que marcó tanto mi niñez, pues no es agradable despertar con la noticia de que la delincuencia le cobró la vida hoy tempranito a Facundo, cuando se dirigía al aeropuerto en Guatemala, luego de toda una semana de conciertos en ese país. ¡Qué pena tan grande! Mi padre, mi hermano y yo pensamos lo mismo y en silencio escuchamos sus canciones para recordarlo vivo.
Leí que la última canción que cantó anoche fue "No soy de aquí ni soy de allá", ante un público que lo aplaudió mucho, como el cantor genial que fue. ¿Y como no? si esa fue la canción que marcó el inicio de su éxito y que lo llevó por todo el mundo con su hermoso mensaje de hermandad.
Les dejo uno de mis textos favoritos y una de mis canciones favoritas de Facundo, por supuesto de "Lo Cortez no quita lo Cabral" y junto su gran amigo Alberto Cortez:
1 comentario:
Nada tengo que perder al escribir estás líneas, para hacer honor a quién honor merece y es que hoy me enteré de la trágica muerte de aquella mente liberadora de Facundo Cabral, quién murió en la forma menos merecida, en manos de sicarios, acabando de terminar una gira por Guatemala.
Cuando un amigo, cómo Facundo Cabral se va, una estrella se ha perdido. Un amigo, porque ni fue de Argentina, ni de Guatemala, ni de alla. Fue, es y será El Ciudadano del Mundo.
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