Informático, telemático, artístico y alocado, así es Joel Liriano, o como su sobrino Harold y yo lo llamamos, Jole.
Pues entre sus códigos binarios y otras tantas cosas en las que se emplea, logró salirse de la rutina universitaria y entregarse a la literatura juvenil para terminar con "El Magen" entre manos, su primer cuento.
El texto, cuya portada adorna este post, es una mezcla de Harry Potter, Narnia y esa onda mágica inglesa; con ciguapas, galipotes, misticismo y las tantas leyendas criollas que todo dominicano ha llegado a escuchar alguna vez. Es la mezcla adecuada entre fantasía moderna y folklore caribeño, tan importante para mantener nuestra identidad colectiva lo más intacta posible.
El cuento narra la aventura de Freddy y Gustavo con un instrumento mágico el cual estaban destinados a encontrar. Son dos mejores amigos que pudieran ser dos muchachitos cualquiera, de un colegio cualquiera en Santiago o en la capital, por ejemplo. Uno, el héroe, responsable, inquieto, vivaz; el otro, compañero fiel y soñador.
"El Magén", que incluye otros personajes significativos, ha sido valorado por varios lectores como un cuento envolvente, intenso e interesante, además de bien narrado; muchos calificativos para el primer intento literario de un joven de 21 años, así que eso merece extra crédito, no?
Aún no se ha publicado en físico, pero mientras tanto podemos encontrarlo en Barnes & Noble, Smashwords y Amazon para descargar gratuitamente por ahora; aunque no creo que por mucho tiempo, pues ha ido ganando popularidad rapidamente.
Recientemente el cuento, editado por Carolina De Peña e ilustrado por Rafael Jeréz, salió reseñado en Prensa Joven, mi querido proyecto de Listín Diario, como todos saben. Aquí les dejo un enlace al artículo, es Literatura joven, fantasía y tecnología. De ahí ha sido mencionado en otros medios como buenalectura.com .
Así que, sin duda alguna, puedo afirmar que le espera un futuro promisorio (por buscar una palabra dominguera) a mi amigo Jole, pues si la telemática no le deja de qué vivir, siempre puede dedicarse a vivir del cuento, literalmente.
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