Ella no es una mujer como cualquier otra. Es increíblemente insoportable y pésima para la convivencia, pero aun así él vive con ella desde hace casi 10 años.
Tiene muchos rencores, los ha venido arrastrando desde su niñez, cuando ya era insoportable, tonta y muy mentirosa. Ha mentido desde siempre, quizás para hacer creer que es maravillosa, cuando todos pueden notar que es poco inteligente, pretenciosa y que miente, siempre lo hace.
Ella intenta impresionar a todos, nunca entendió que no debía hacerlo, que solo debía dejarse llevar por la vida y ser autentica. Pero no, es una fiel imitadora de todo modelo de prestigio que se le presente por delante en la pantalla de su televisor, porque esa es su actividad favorita, ver telenovelas y programas de variedad donde se deja desvelar por todo el que presuma de tener una vida fabulosa.
Cuando era más joven creyó que después las cosas cambiarían, que llegaría a ser parte de ese grupo social que todos admiran y que sería conocida por ser la señora de algún caballero de apellido largo y sonoro; pero ahora que es mayor, cuando se conformó con lo mínimo de lo que siempre quiso, que resultó ser el modelo de una vida simple, todavía se deja impresionar por las personalidades y los famosos.
Ella todavía habla de los cantantes, actores, modelos y socialités usando su primer nombre, como si los conociera de toda la vida, y es que así es, fiel seguidora de las notas de espectáculos y de las crónicas sociales.
Nunca tuvo un novio duradero porque no tenía, ni tiene, idea de cómo mantener una relación, hasta que él llegó a su vida y entonces nada de eso fue necesario. Sin embargo, es importante mencionar que todo lo que sabe sobre los hombres es una mezcla entre muchas novelas mexicanas y las historias de sus tías, siempre tan alegres promiscuas y alcohólicas, como su madre.
Hace años ella no era nadie, no tenía personalidad, era lo que otros quisieran que fuera y siempre todo lo contrario a su madre, por eso fue a la universidad y se hizo abogada; supongo que alguien una vez le dijo que podía serlo porque ganaba toda discusión y siempre quería tener la razón aunque fuera con recursos estúpidos (una de esas cosas tontas que los adultos tontos dicen a los niños). Ella era así, si no sabía algo entonces lo inventaba y creía que nadie lo notaría; así era de ilusa.
Ahora, pasada de los 30, es abogada, tiene un empleo decente, un auto igual de decente y vive con él, en su apartamento del ensanche Miraflores.
Siempre va muy arreglada, eso es importante para ella porque es como debe verse una mujer según la sociedad y de acuerdo a su trabajo, eso es lo que siempre dice. Es una de estas mujeres que ojea revistas, nunca las lee, y solo se fija en la publicidad y esas cosas. Es la perfecta compradora, fácil de manipular; una consumidora ideal que piensa y actúa como dicta la ‘high class’, como ella misma dice.
Él es periodista, trabaja para el Listín Diario desde hace 16 años y es su marido. Viven juntos, pero no están casados y no tienen hijos. En eso se vieron frustrados los dos grandes sueños que ella tuvo desde su juventud, cuando decidió conformarse con él y quererlo, aunque sea un chin, para toda la vida; un compromiso sin firmas, pero cargado de fidelidad y desilusión.
Ella siempre soñó con una enorme boda, como esas que presentan en las revisas de sociedad. Soñó con el baby shower perfecto, con el bebe más hermoso del mundo y con la vida más impecable que se pueda permitir una mujer de clase media alta, que era su gran aspiración; hasta ahí llegaban sus sueños.
En contraste con todo lo que había planificado para su vida, ella vive sin mayores sobresaltos que el tráfico y alguna que otra dificultad en el buffete de abogados donde trabaja.
Él hace todo lo posible para evitar su mal humor, por eso se le ve de aquí para allá, haciendo las compras y pagando las cuentas, todo para ganarse una sonrisa genuina de entre todas las fingidas que ella le ofrece al mundo, indiferente, todos los días.
Él no es feliz con ella porque ella no es feliz con él, y yo solo los veo a través del lente de mi cámara... deseando cambiar las cosas.
Ella es mi hermana mayor, la primera hija de mi padre, y una mujer muy afortunada porque vive con el hombre más maravilloso del mundo, el que he amado desde la primera vez que lo vi ajeno al ruido de su entorno, tecleando como loco en la sala de redacción.
Nunca he entendí porque la escogió a ella. Es la pregunta que me hago cada mañana cuando llego al periódico, reviso la agenda del día y me preparo para la jornada.
-¿Ya estas lista cuñada? Vamos al congreso, la misma mierda de siempre.
Es él quien me habla, hoy otra vez nos toca trabajar juntos; soy fotógrafa, y trabajamos juntos desde hace años. Yo los presenté y ya entonces lo amaba, pero nunca dije nada.
Una década después ya no es momento para encontrar las palabras.
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