¡Bienvenidos!

"¡Bienvenido! Me alegra que hayas decidido darte una vuelta por aquí, querido lector, tu visita y tus comentarios son muy importantes para mí, así que siéntete libre de merodear y expresarte a tu gusto. Espero que tu "viaje por mi vida" se desenvuelva sin contratiempos y que al final de la travesía te queden muchas ideas y algo de inspiración, no pido nada más. Mil gracias por adelantado", Lau.


16 julio, 2011

Aspirante a escritora

Eso digo que soy; es lo que soy: "Aspirante a escritora". He escrito relatos cortos, simples textos con algún potencial, pero nada más. Y es que más allá de mi fascinación por las letras literarias, admito no tener la mínima disposición necesaria para aventurarme en el mar donde navegan los novelistas y cuentistas nóveles -los poetas surcan otras aguas-.
Por años he sentido ese impulso maravilloso de vivir la doble vida de un escritor, y lo hecho, pero entiendo que no tiene sentido si no logro pasar a papel esos párrafos que construyo en mi cabeza mientras conduzco hacia la oficina, mientras almuerzo con María, y hasta mientras duermo.
Siempre me pasa igual, un día cualquiera me sorprende un personaje por uno de los pliegues de mi cabeza. Nunca se presenta, sino que comienza a habitar allí y a obsesionarme con su vida, su personalidad, gustos e intereses.
Recuerdo a Marcelina, una mujer de pelo rizado y enorme sonrisa que conducía un carrito viejo y rojo por las calles de mi mente. Lo que quería escribir siempre estuvo claro en mi cabeza, pero nunca pude hacerlo. No sabía cómo comenzar; no sabía como ella quería que contara su historia. Un día, sin más, ya no la sentí habitando en mis pensamientos. Supongo que se habrá ido con su pequeño auto rojo a recorrer los caminos de otra cabeza, una que sí escribirá su historia.
Luego vinieron las niñas, cuatro mejores amigas que me gritaban día tras día que les hiciera un cuento fresco y juvenil sobre sus andares adolescentes. Esa vez me tomé un tiempo para conocerlas, para saber de dónde habían venido y hacia donde se dirigían. Pensé que así podría escribir más fácilmente, pero fue en vano. Al final las chicas me dieron la espalda, con la misma determinación y las prisas de la adolescente que fui yo hace unos pocos años.
Ahora se trata de Valentina, de ojos claros y voz pausada. Ella también vive en mi cabeza, pero a su vez reside en Nueva York, en un pequeño apartamento con una gran renta, de cortinas color salmón en la sala. Es brillante, trabaja para una revista y, como yo, quiere abrazar al mundo y dejarse seducir por él a la vez.

Noto que Valentina ya se está impacientando. No la culpo. He leído que se llama “bloqueo del escritor”, pero no puede serlo si ni siquiera intento escribir, intimidada por las páginas en blanco cada vez que voy a escribir sobre alguien que no soy yo, es otra persona habitando en mi cabeza.
Rosa Montero escribió su primer libro a los 25 años. No es que tenga algo que ver conmigo, es que es un dato que menciona un par de veces en “La loca de la casa”, el libro que escribió sobre escribir, así como ahora estoy yo escribiendo sobre no escribir.
Mientras tanto, les dejo esta composición fotográfica que hice para este post. ¿Es obvio lo que tienen en común estas fotografías, verdad? La llamo "la pose de la escritora contemporánea". En la cuadrícula se ven varias de mis escritoras favoritas y otras que recién estoy descubriendo. Casi todas hispanoamericanas. Todas brillantes y apasionadas. 
En orden desde la esquina izquierda superior:
Isabel Allende (Chile)
Nora Roberts (Estados Unidos)
Rosa Montero (España)
J.K.Rowling (Inglaterra)
Zoé Valdés (Cuba)
Gioconda Belli (Nicaragua)
Julia Álvarez (República Dominicana)
Jeannette Miller (República Dominicana)
Ángeles Mastretta (México)
Ligia Minaya (República Dominicana)
Laura Esquivel (México)
Marcela Serrano (Chile)

09 julio, 2011

Cabralidades por siempre, un adiós a Facundo

Debía tener unos 5 años cuando papi trajo a casa "Lo Cortez no quita lo Cabral", uno de los primeros discos en mi vida, protagonizado por dos señores vestidos de azul, uno con mirada seria y amenazadora y el otro de grandes lentes oscuros y muy peludo; ese último me daba más miedo.

Lo escuchamos juntos, Moisés, papi y yo sentados frente a nuestro viejo radio y aunque no comprendía nada de lo que decían, siempre disfruté las notas del piano. Además estaba segura que valía la pena quedarme ahí, pegada de las rodillas de papi, porque si el hombre más sabio de mi mundo se sentaba a escuchar a otros dos, esos dos seguro que eran más sabios que él.

Con el tiempo llegaron otros discos a mi vida y luego "Cortezias y Cabralidades", un segundo trabajo de esos dos que yo consideraba un dúo de cantautores argentinos con un gran sentido de la paz, la hermandad y la ironía. Pasaron unos años más hasta que me dispuse a escuchar esos viejos discos y a disfrutar, por primera vez, de las canciones y los diálogos que tan bien conocía, y que a partir de entonces lograron obtener sentido en mi cabeza.

Disfrutaba muchos los textos de Facundo, sobre todo uno de sus últimos "No estas aburrido, estas distraído", siempre hablando de la vida, de su abuela y de su madre... hasta de la masturbación hablaba Facundo, mucho antes que supiera de qué se trabaja el asunto. Está de más decir que me enseñó mucho, con esa voz tan pasiva que cantaba aunque estuviera solo hablando.

El año pasado, cuando pude conocer a Alberto y hacerme una foto con él, recuerdo que lo único que le dije fue "Un gran placer conocerlo; mi papá y yo siempre lo escuchamos a usted y a Facundo" y lo tomé de sus grandes manos y sonreí, como si el viejo Alberto supiera que él y Facundo estuvieron presentes durante toda mi infancia.

Ahora escucho ese primer disco, que marcó tanto mi niñez, pues no es agradable despertar con la noticia de que la delincuencia le cobró la vida hoy tempranito a Facundo, cuando se dirigía al aeropuerto en Guatemala, luego de toda una semana de conciertos en ese país. ¡Qué pena tan grande! Mi padre, mi hermano y yo pensamos lo mismo y en silencio escuchamos sus canciones para recordarlo vivo.

Leí que la última canción que cantó anoche fue "No soy de aquí ni soy de allá", ante un público que lo aplaudió mucho, como el cantor genial que fue. ¿Y como no? si esa fue la canción que marcó el inicio de su éxito y que lo llevó por todo el mundo con su hermoso mensaje de hermandad.

Les dejo uno de mis textos favoritos y una de mis canciones favoritas de Facundo, por supuesto de "Lo Cortez no quita lo Cabral" y junto su gran amigo Alberto Cortez: