Me despedía.
Dije adios a todo lo que ha sido mi realidad durante 20 años, recorrí las calles estrechas y ruidosas, en busca de alguna señal no se bien de que, pero algo que me indicara que estuve aquí, que soy parte del parque Duarte, de la avenida Libertad, de mi colegio de toda la vida, de este pueblo que podría recorrer con los ojos cerrados y aun poder oler a lo lejos el olor a pan de la panaderia Cepeda, los dulces de doña Edelmira, los postres y el inconfundible aroma del café de la Barra El Polo; la vida que una vez viví.
Aquí.
Todavia puedo recordarme con el uniforme amarillo y marron de La Milagrosa, saltando en el patio en el recreo para ir a saludar a don Basilio y despues correr hacia donde Sor Mayra para darle un abrazo. Con Mariela siempre a mi lado, colitas rebeldes, salpicada de merienda y una sonrisa.
Creci por aqui, en la misma casa verde, en la misma esquina, en la misma avenida por aquí muy solitaria.
Cerca del Julian Javier, escuchando la algarabia de los Gigantes ganando o perdiendo.
Al lado del Ercilia Pepin con sus constantes huelgas y nuestros constantes sobresaltos, eso ya no es tan comun, hasta eso ha cambiado.
La calle donde crecí ya esta asfaltada, no mas polvo, pero tampoco mas huellas de los niños que fuimos Moisés y yo junto a algunos vecinos montando bici hasta la cuestecita y a devolverse a toda velocidad! Cuantas caídas, cuantas lagrimas y raspones sepultados por el tan esperado asfalto.
Esa soy yo con mis memorias; Mami tiene las suyas, muchas tantas, demasiadas. Ayer saldaba cuentas, cerraba el circulo del eterno "fiao" para irse con todos sus pendientes en orden a enfrentar lo desconocido.
Casi 50 años aquí y a solo días de dejarlo todo atrás. Gracias a Dios que no es a Nueva Yol que nos vamos, estaremos ahi mismo, a un par de horas lejos de estas calles llenas de motoristas suicidas y toda una vida hecha aqui.
Me da miedo que me olvide, que el pueblo no recuerde haberme tenido, que se le olvide que soy tan serie 56 como madrina o como abuelo, tan francomacorisanos como el cementerio viejo donde dejamos a Mamá Nona y años atrás a Maruca. Me da miedo volver ahorita y no recordar qué habia en esa esquina donde ahora hay una enorme torre gris ¿desde cuando hay edificios de mas de 4 pisos por aquí? Hace ya mucho tiempo que nos fuimos.
Ahora seguire yo Saldando mis propias cuentas pendientes, dejando todo vacío, limpiando el polvo viejo de todos estos años aquí; guardando memorias en mi maleta para después decir adiós y comenzar de nuevo.
Y quizás después sea yo la que lo olvide, quizas ya no quiera regresar a este pueblo con olor a cacao, con el rio Jaya, con la loma Quitaespuela, en la misma puerta del nordeste del país.
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